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Las chaquetas del Dakar

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Demonerosso

18 Marzo 2021

4 min

Cuando los pilotos eran exploradores en el continente negro

Una carrera off-road entre el mito y la realidad sale de París, atraviesa el desierto africano y llega a Dakar

La investigación tecnológica aporta soluciones técnicas cada vez más avanzadas al mundo del rally

Las tecnologías y los materiales se toman prestados de los Grandes Premios para adaptarse a las velocidades crecientes

La búsqueda del rendimiento se convierte en una carrera hacia la comodidad y la ergonomía

Como resultado, nacen prendas que pueden abordar condiciones climáticas adversas, del calor abrasador a la nieve

Los conocimientos adquiridos en el Dakar se transmiten en cascada a todo el proceso de producción en serie

En 1978, Thierry Sabine, piloto de carreras francés, crea una carrera mítica. El París-Dakar, un maratón a través de Europa y África, que comienza a los pies de la Torre Eiffel y termina en la capital de Senegal, en la playa del Lago Rosa. El Gran Premio de las carreras off-road. Se ponen en marcha hombres legendarios con motos tan potentes y avanzadas que rozan los 200 kilómetros por hora en pistas de tierra y arena. Jean Claude Olivier y el prototipo de cuatro cilindros de Yamaha, pero sobre todo Neveu, Picco, Lalay, Orioli, De Petri y Terruzzi, la Africa Twin oficial y la Cagiva con motores Ducati. 

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La investigación tecnológica  

También aquí se requiere protección y Dainese participa en la carrera durante veinte años. La ropa de pista contamina la ropa de enduro, dando lugar a prendas creadas específicamente para los rally raids, cada vez más tecnológicas y específicas. Se empezó con chaquetas mixtas de tejido y cuero, para pasar más adelante a textiles modernos y resistentes y a protecciones rígidas en codos y hombros. Pronto aparece la espaldera integrada, que llega a ser imprescindible en todas las disciplinas de dos ruedas. Algunos ejemplos de chaquetas fabricadas para Edi Orioli, cuatro veces ganador entre 1988 y 1996, utilizan materiales muy sofisticados como las fibras compuestas de aramida y de carbono para proteger los hombros. 

En la segunda mitad de los años noventa ocurre lo impensable: la joroba en la espalda, como la de los monos del Gran Premio, aparece en algunas chaquetas confeccionadas para Orioli y algunos otros, en un número muy limitado de piezas. En un principio la joroba asume una función protectora, para cubrir las vértebras cervicales, a las que la espaldera no llega. Pero, además, trata de mejorar el coeficiente de penetración aerodinámica, en una disciplina en la que superar los 180 kilómetros por hora está a la orden del día. Aquí la velocidad pura es un factor que cuenta y que puede ser determinante entre la victoria y el segundo lugar. 

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Aumentar la comodidad para reducir los riesgos  

Dainese diferencia las chaquetas y los pantalones en función de las condiciones meteorológicas que los pilotos pueden encontrar a lo largo de la ruta. Llega así a diseñar prendas calefactoras para hacer frente a las primeras etapas de la carrera, que sale de París en pleno invierno y, nada más llegar a África, atraviesa las altas cordilleras de Marruecos. Algunas etapas se disputan con temperaturas que se acercan a los cero grados o incluso inferiores. Se corre a la merced de las condiciones atmosféricas que no se ahorran ni el hielo ni la nieve y añaden una variable potencialmente decisiva como es la resistencia al frío de cada piloto y su equipo.

Sobre todo es aquí donde Lino Dainese pone en práctica su inventiva para que los pilotos puedan dar lo mejor de sí en entornos extremos. Se idean chaquetas especiales de Gore-Tex impermeables y repletas de elementos calefactores, sotoguantes e incluso plantillas de botas calefactoras. Nada se deja al azar: si la chaqueta térmica se lleva por encima de la chaqueta de competición, no se puede decir lo mismo de los sotoguantes, que deben garantizar la máxima sensibilidad a los mandos de la moto. La solución es colocar las resistencias solo en el dorso de la mano y evitar las de la palma, que comprometerían irremediablemente la comodidad y la calidad del contacto con el manillar. Todo el sistema se conecta a una batería que se lleva en el bolsillo. La cantidad de calor transmitida a los tejidos se ajusta mediante un simple potenciómetro, graduado con una escala de intensidad de 0 a 10. 

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En cambio, las competiciones más cálidas, como el Rally de los Faraones, se recurre a prendas sumamente ligeras y ventiladas, hechas con tejidos innovadores e insertos de malla en las zonas menos propensas a posibles abrasiones, como la parte trasera de la chaqueta, la parte interior de los brazos y la zona posterior de las rodillas en los pantalones. Así se maximiza el rendimiento y se minimiza el riesgo. 

Del desierto a la producción en masa  

La participación en el París-Dakar de la época pionera permitió a Dainese trabajar y experimentar con nuevas tecnologías en el terreno más extremo y exigente. El know-how que se ha adquirido en veinte años de experiencias en África se sigue aplicando a los productos de serie y se pone a disposición de todos los motociclistas.